C.T. Studd salió de Inglaterra en Febrero, 1885, rumbo a China. Tenía 23 años de edad, e iba a predicar el evangelio con el grupo misionero de Hudson Taylor. Antes de salir, habló privadamente con Hudson Taylor, informándole que su padre le había heredado una fortuna de unos $2,500,000 dólares, y que el testamento indicaba que al cumplir los 25 años de edad, podía tomar posesión de ese dinero. Sin embargo, su lectura de la Biblia le había conducido a unas conclusiones definidas. Jesucristo había dicho, “Vended lo que poseéis, y dad limosna,” (Lucas 12:33) y “No os hagáis tesoros en la tierra.” (Mateo 6:19.) Los cristianos después de Pentecostés habían hecho esto: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.” (Hechos 2: 44-45.) Finalmente, Jesús había exhortado a un joven rico, diciendo, “Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres,...
Ahora es nuestro turno.